El skateboarding, más allá del nuevo deporte olímpico

Investigación científica de Areandina revela las habilidades y destrezas que desarrolla un atleta cuando practica este deporte extremo.

Imagine por un momento que sale volando con una patineta por una rampa en forma de U y logra una altura de más de 5 metros y que luego vuelve a caer por el mismo extremo, o simplemente realiza todo tipo de maniobras sobre escaleras, pasamanos o rampas para hacer los mejores trucos en el aire a bordo de una tabla con ruedas. Eso, precisamente fue lo que hizo Yuto Horigome, un japonés de 22 años que no solo conquistó la pista en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 (realizados en 2021), sino que saltó a la fama cuando se convirtió en el primer campeón olímpico de la historia en la disciplina del skateboarding.

Más allá del reconocimiento que logró este deporte y su historia que se remonta a los años sesenta en Estados Unidos, cuando se les prohibió a los surfistas de California practicar su deporte en el mar, pero que luego acondicionaron una tabla pequeña de surf con las ruedas de unos patines, el skate alcanzó un éxito inimaginable en poco tiempo y, aunque no existe un censo oficial, se habla de que hay 40 millones de skaters en el mundo y cerca de 25 mil personas que lo practican en Colombia, según datos recogidos por la Federación Colombiana de Patinaje.

Equilibrio, coordinación, concentración y creatividad a la hora de hacer maniobras sobre una patineta en una dirección, son solo algunos puntos claves que se deben tener en cuenta cuando se practica este deporte extremo en modalidad Park; que consiste en hacer el mayor número de trucos en un circuito de rampas o la modalidad Street; donde las calles se convierten en escenarios improvisados y los deportistas realizan acrobacias usando las aceras, barandas y escaleras como plataformas para saltar.

Frente a esta pista o mejor, escenario, el trabajo de investigación “Características estabilométricas del atleta de skate del test de Romberg”, realizado por Carlos Alberto Castillo Daza, Ingeniero Biomédico, Magíster en ingeniería biomédica y miembro del grupo de investigación del programa de Entrenamiento Deportivo de Areandina, evaluaron las habilidades y destrezas de los atletas que lo practican en Bogotá.

De acuerdo con el docente investigador Castillo, “el test tiene una duración de 30 segundos sobre una plataforma de presión plantar y estabilometría para estudiar el equilibrio del control postural y su relación con la estabilidad en posición bípeda, encontrando cambios significativos en pruebas con ojos abiertos y cerrados. La prueba evalúa la postura (equilibrio) en tres modalidades periféricas: visión, el sistema vestibular y la propiocepción para detectar la capacidad que tiene el cerebro de saber la posición exacta de todas las partes del cuerpo en cada momento, además de analizar la estabilidad que deja desarrollar planes de entrenamiento y establecer análisis de riesgo para la prevención de lesiones, dada la dificultad que tiene la dinámica de cada truco con obstáculos”, aclara el investigador Castillo.

La investigación recopiló datos de 30 personas entre hombres y mujeres mayores de 15 años y menores de 30 con al menos 2 años de experiencia en el skateboarding y residentes en la ciudad de Bogotá, además del uso de una plataforma de presión BTS BIOENGINEERING modelo P-Walk para estudiar la presión de los pies.

“El test de Romberg analiza el equilibrio con los ojos abiertos y cerrados que permite descubrir si hay una alteración alta que puede desencadenar una caída cuando se aplica a pacientes con problemas neurológicos. Si bien la patineta es una base inestable dinámica, la persona desarrolla habilidades para mantener su equilibrio en todo momento para evitar caídas. Por otra parte, se encontró una mejora significativa en el equilibrio estático cuando se realiza la prueba de ojos cerrados permitiendo mejorar condiciones a nivel motriz y mejor desempeño frente al equilibrio con respecto a otras disciplinas deportivas. Además, se encontró que las posiciones y características de los pies hacen que se mejore la forma de la huella plantar, teniendo en cuenta que los deportistas generan una tipología del pie cavo, en el que la bóveda o arco plantar es más alto de lo normal”, finalizó el docente Castillo.

El trabajo científico está publicado en la revista International Journal of Human Movement and Sports Sciences y puede ser consultada en https://bit.ly/36IZHpt