Sabemos que la vida de los influencers parece una idea llamativa para muchas personas, así que buscan la forma de hacerse viral y vivir todos los beneficios de ese trabajo. Sin embargo, hay una cara de la moneda que pocas veces se ha visto y es la que tiene relación con el síndrome del burnout.
Por eso, en Areandina entrevistamos a Andrés Gamba, psicólogo y terapeuta docente de nuestro programa de Psicología, para hablar sobre la vida de los influencers y el estrés laboral al que constantemente están sometidos. De esa forma, si aún quieres dedicarte a este trabajo, conozcas cuáles son las herramientas que necesitas para cuidar tu salud física y mental. ¡Disfruta la entrevista!
El síndrome de burnout hace parte de una categoría llamada estrés donde se pueden encontrar 3 tipos diferentes:
Históricamente, el síndrome de burnout se registró por primera vez en 1969 en Japón, después de conocerse la noticia de un joven de 29 años quien falleció debido a las extenuantes jornadas laborales. A partir de ese año, se ha venido entendiendo la importancia de los tiempos de descanso para evitar situaciones lamentables.
Los síntomas del burnout se dividen en 2 categorías: los físicos que se evidencian con defensas bajas, problemas gastrointestinales, bruxismo, insomnio, migraña, cambio de pesos y espasmos musculares y, por el otro lado, los psicológicos, desencadenando depresión, ansiedad, baja autoestima, desmotivación, frustración y fatiga crónica.
La gran mayoría de influencers pertenecen a poblaciones de riesgo, especialmente por la edad. Esto pasa porque el burnout se presenta en personas jóvenes entre los 20 y 35 años por la sobrecarga de tareas y se espera que estas personas sean más productivas, consigan más dinero y se destaquen. Por supuesto, si a esto le sumas la presión social y otros aspectos, la situación empeora.
El trabajo de los influencers tiene una complejidad y es que es un trabajo que, si bien no es físico, tiene una carga mental muy fuerte que implica ser creativo, desarrollar el pensamiento divergente y estar desarrollando contenidos diferentes para no caer en la rutina. Esto hace que pueda convertirse en una sobreexigencia.
Cuando estas personas se dedican a trabajar con el público o ser sumamente creativos, no deberían pasar muchas horas de trabajo y deberían tener tiempos de descanso. Sin embargo, la realidad es otra y se desconoce las afectaciones de la salud mental y física por las mismas exigencias de tener que crear contenido diario para sus seguidores.
Por eso, es importante tener en cuenta las 3 variables:
Hay señales de alerta en este tipo de trabajos.
Las plataformas y el papel ajeno con los usuarios
Es importante que estos casos que ya empiezan a salir a la luz pública, lo hagan ver y saber a otros influencers, así como a sus seguidores. Son personas que han madurado dentro de la industria y han venido entendiendo cómo este trabajo los afecta y que es sano tomar distancia.
Lo más preocupante son los influencers que apenas están iniciando y que no tienen claras las prioridades. Es claro que lo que nos vende este negocio es tener seguidores, conseguir likes y hacer streaming con audiencias muy altas, dejando a un lado la salud física y mental; algo que, desde el punto de vista psicológico, es una mala organización de las prioridades.
El negocio de ser influencer está inmerso en un mercado muy complicado donde las plataformas digitales no hacen campañas de cuidado, incluso para las personas que les generan ingresos: “parece que el negocio es atraer gente, tener muchos likes, pero no está esa responsabilidad de las empresas para cuidar y velar por la salud de aquellos que generan contenidos y que cada vez hacen crecer más las plataformas”.
Estas personas que llevan un tiempo en la industria ya empiezan a conocer y entender que la prioridad son ellos mismos. Uno ve que estas personas que levantan su voz dejan claro que las plataformas los ayudan a crecer, pero no hay un acompañamiento de la industria para apoyarlos.
Ahora bien, estas celebridades también se han tomado un tiempo para decir “me desconecto” porque han podido recoger dinero. Sin embargo, para muchos otros que decidieron sacrificar su vida y sus estudios, ser influencer se convirtió en un proyecto de vida que, aunque es totalmente respetable, también puede ser peligroso o problemático, especialmente cuando se tiene en cuenta que no hay un acompañamiento económico, social y psicológico.
Los influencers no son ingenuos, de hecho, entienden las señales de riesgo que hay al ejercer esta profesión que han adoptado y que, si llegan al punto de salirse, quedan completamente solos.
Es una industria muy solitaria y quienes trabajan en ello saben que después de salirse no tendrán apoyo de la plataforma, ni respaldo económico ni cuidado a la salud. Muchos jóvenes dedicados a esto como profesión no se sienten apoyados; por eso siguen ahí, en ese círculo vicioso y desgastante que es crear contenidos casi que de manera solitaria
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Es preocupante la salud mental de los YouTubers en el país porque son personas muy jóvenes. Son solitarios en este ejercicio y, en algunas ocasiones, no se les educa cómo se debe trabajar; son muchachos tratando de entender cómo funciona la industria.
Además, tenemos un problema de educación social y es donde parece que lo privado y público se tiene que fusionar, es decir, pareciera que, a partir de ciertos números de seguidores, tu vida deja de ser privada; todos se exponen y todos comentan, siendo algo que debemos trabajar como sociedad.
Debemos pensar en los niños que cada vez más ven las redes sociales como un proyecto de vida sin saber las consecuencias que pueden llegar a tener y sin tener las herramientas para enfrentar las diferentes situaciones.
Como sociedad no entendemos las diferencias entre el escenario de lo público y lo privado, y nos sentimos con el derecho de hablar, atacar, criticar y esto es difícil. Asimismo, debemos pensar en el mensaje que se les está enviando.
Es importante que nos hagamos una crítica como sociedad sobre qué tan bien estamos formando a nuestros hijos para que puedan ingresar a estos escenarios de manera más segura.
Cuando vemos casos de jóvenes con depresión y frustración, vale la pena preguntarse dónde está nuestra responsabilidad como sociedad, como país, como cultura. Hay que crear espacios para educarlos y cuidarlos.
La Asociación de Pediatría Canadiense revela que personas entre 18 y 25 años, cuando se dedican a estar expuestos a escenarios virtuales, no deberían pasar más de 2 horas generando contenido sin tener una pausa activa. No deberían durar más de 5 horas creando contenido un mismo día sin descanso.
Si conoces a alguien que esté dentro de esta industria o tú te estás preparando para ser parte, recuerda tomar en cuenta los consejos estos consejos y buscar ayuda de un profesional para que puedas enfrentar cualquier situación o dificultad que se presente. Tu salud mental y física es lo primero. No lo olvides.
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