Rodolfo Llinás, connotado científico colombiano en temas del cerebro a nivel mundial, en una entrevista al Diario El Espectador, al inicio de la Covid19, vaticinó que una vez cesaran las medidas de choque o disminuyera la percepción social del riesgo, las duras experiencias del nuevo Coronavirus, aunque traumáticas, se olvidarían.
Al observar el comportamiento en muchas de las ciudades colombianas, bajo una normalidad definida por un pseudo aislamiento y distanciamiento social caracterizado por el uso desmedido de gel antibacterial, alcohol antiséptico y amonio cuaternario, y tapabocas mal puestos, se evidencia que la inercia cultural soporta cualquier catástrofe, y que la ciencia y la tecnología brindan seguridad relativa a la población.
Considerando el exceso de confianza en las personas al ver que no pasa mayor cosa, que los contagios se expresan en un alto porcentaje en la forma asintomática o de gripa común, y observando la forma como algunos líderes y gobernantes tratan de salvar las economías urbanas y rurales luego del confinamiento, se podrían enunciar algunas lecciones aprendidas:
Lamentablemente estas lecciones que hoy son compartidas por el grueso de la población se subordinan ante una única realidad que será recordada por los sobrevivientes. Verdad que proviene del famoso libro de H.G. Wells, La Guerra de los Mundos: “a ningún germen u organismo sucumbimos sin luchar, no en vano miles de millones de muertos de nuestra especie nos han dado el derecho de habitar la Tierra”.
Esperemos que cada uno de nosotros y nuestras futuras generaciones convirtamos este derecho en un deber ético: Cuidar lo poco que nos queda de tan bella casa común.
Cristian Julián Díaz Álvarez
Decano Nacional
Facultad de Ingeniería y Ciencias Básicas
Areandina