Acá algunas recomendaciones para quienes quieran aportar su ‘granito de arena’ para un futuro más sostenible.
Luz Oriola Gaviria Toro
Coordinadora de Responsabilidad y Proyección Social de Areandina, Pereira
Según el Departamento Nacional de Planeación (DNP), Colombia dispuso en promedio 30.973 toneladas/día de residuos sólidos en 2019. De estos, solamente se aprovechan alrededor del 17%.
La realidad es que, si el consumo de los colombianos se mantiene a ese ritmo, la generación de residuos aumentará un 20% en los próximos 10 años. Es decir, lejos de mejorar, estaremos atentando cada año más contra el medio ambiente.
Por eso, no se puede esperar a que se conformen comités y otras iniciativas meramente burocráticas. Las acciones deben iniciar ya. La ciudadanía se ha concentrado en pensar: ‘¡alguien debería hacer algo!’, pero pocas veces se ha dado cuenta que ese ‘algo’ está en sus manos.
La responsabilidad social individual que tiene cada persona con sus acciones cotidianas no se puede subestimar porque son estas, las que al final, aportan al cuidado ambiental.
Estos son algunos hábitos sencillos que al ser sumados pueden empezar a generar un cambio positivo para el futuro de los humanos como especie y de aquellos animales, plantas y ecosistemas enteros con los que habitamos.
Apreciar y cuidar los recursos
Recursos como el agua y la luz no son ilimitados y los estamos utilizando de manera irracional. Por eso, es tan importante utilizar bombillas ahorradoras, reutilizar el agua de la lavadora en otras labores del hogar (lavar pisos, antejardines), al abrir la llave, ya sea en la ducha o lavaplatos, siempre hacerlo a un término medio (es decir no usar toda la potencia que da el grifo).
Los aparatos eléctricos actúan como ‘vampiros’. Es decir que, si se dejan conectados a la corriente continúan consumiendo energía. Esto sucede aún más con aquellos que tienen luces incorporadas o con el cargador de celular. Por lo tanto, es mejor desconectar todos los dispositivos que no se estén utilizando. Hacerlo alargará la vida útil de varios de ellos y “protegerá el bolsillo”.
Ser un consumidor responsable
Un consumidor responsable es aquel que piensa en sus acciones incluso antes de una compra. Por eso, solo compra lo que necesita y evita desechar más de la cuenta. Con el mismo pensamiento, reutiliza, repara y aprovecha cada cosa que compra al darle otros usos a sus bienes alargando su vida útil. Entre las mejores estrategias para hacerlo está donar, participar en trueques con sus amigos y vecinos o hacer ventas de garaje.
Otra forma en la que los consumidores pueden ser más responsables con el medio ambiente es valorar el esfuerzo de las empresas que, al comprometerse con la sostenibilidad, invierten en insumos más amigables con el planeta, tienen programas de post consumo, publicitan sus productos de manera responsable y escuchan a sus grupos de interés. Por eso, para muchos consumidores responsables incluso cuando una producción medioambiental implica un costo adicional, prefiere promover este tipo de prácticas pagando más que apoyando a aquellas marcas que no lo hacen.
También, se trata de alguien que escapa de las marcas o de las modas y busca aquellos productos que realmente suplen una necesidad. De la misma manera, castiga la obsolescencia programada que tantas grandes empresas han vuelto parte de su forma de producir bienes.
El autocuidado y el cuidado de la naturaleza no son mutuamente excluyentes
La pandemia ha hecho que millones de personas debamos portar tapabocas al salir de casa. Acoplásticos, el gremio que representa a la industria de los plásticos en Colombia, reportó en junio de este año que mensualmente se están produciendo 10 millones de tapabocas quirúrgicos en el país.
Este tipo de mascarillas no reutilizables están hechas de tela no tejida de polipropileno, es decir es un derivado químico del petróleo o del gas natural y por eso pueden tardar alrededor de 450 años en descomponerse. Entonces, si queremos que nuestro autocuidado no comprometa al cuidado del medio ambiente, es mejor usar tapabocas reutilizables estos contaminan menos. Por su parte, quienes se ven obligados a usar los desechables, deben ser responsables y dejarlos en una bolsa y desecharlos en recipiente con tapa.
Entre los mejores hábitos que podemos tener para cuidar el medio ambiente está reducir el uso de plásticos de un solo uso. Para hacerlo en la cotidianidad hay consejos sencillos como siempre cargar un recipiente para el agua, rechazar las pajillas y llevar una personal.
La cocina, un espacio para el ahorro
Hay algunas recomendaciones para sacarle el máximo provecho a la energía que utilizamos en la cocina. Por ejemplo, usar sartenes y ollas cuyo tamaño sea el más parecido al de la hornilla de la estufa. También es buena idea cocinar al vapor con una cocción en torre para que varios alimentos se cocinen con la misma energía.
De la misma manera, es aconsejable comprar alimentos de temporada y utilizarlos al máximo, no desperdiciarlos. La producción de alimentos implica el gasto de muchos recursos y algunos de ellos pueden ser altamente contaminantes como las carnes, la leche y todos sus derivados.
Ver la oficina como un segundo hogar
En la oficina también hay importantes acciones que se pueden llevar a cabo para cuidar el planeta. Por ejemplo, programar las impresoras para que hagan impresiones a doble cara. Aun así, solo se debe imprimir lo necesario, es mejor tener los documentos en digital.
Otro dispositivo al que se debe estar atento es el aire acondicionado. Este solo debe estar tres grados por debajo de la temperatura exterior para no derrochar la energía necesaria para su funcionamiento.
Al momento de almorzar, lo mejor es optar por llevar los alimentos a la oficina con utensilios reutilizables o salir a almorzar a un restaurante. En breve, lo que se debe evitar es el uso de platos y utensilios desechables que veces dan en establecimientos a la hora de pedir un domicilio o cuando se ordena ‘para llevar’.
Movilidad más consciente
Si usas menos tu auto das un respiro a las vías y al ambiente. Para hacerlo, considera alternar con tus compañeros de trabajo el uso del auto. También se puede establecer un día a la semana para ir caminando al trabajo o usando la bicicleta u otros medios alternativos de transporte. Esto no solo representará un beneficio para el medio ambiente, sino también para la persona que decida hacerlo.
La sostenibilidad es un tema que no puede dejarse de lado. Por el contrario, cada día debe cobrar más importancia en nuestras vidas y cambiar nuestros hábitos es la mejor manera de demostrar nuestro compromiso con el futuro del planeta tierra.
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