Ante una Cuarta Revolución Industrial existen procesos que presentan cambios radicales, uno de ellos es el laboral. La razón viene de la mano de una nueva generación que quiere encontrar en su trabajo un espacio donde pueda aprender, donde se pueda cocrear, donde se generen espacios que lo hagan sentir bien y conforme con lo que está haciendo.
Todas estas características se enmarcan en lo que se conoce como Job Crafting, tendencia que abre la puerta para un cambio en las organizaciones, basada en las habilidades blandas que son fundamentales para regular emocionalmente a los colaboradores más jóvenes. Según cifras oficiales del DANE del 2018, los empleados entre los 18 y 28 años son en total un 27% de la población colombiana.
Con el Job Crafting se brinda la posibilidad de diseñar el trabajo, de pensarlo y construirlo no sólo según las necesidades de la empresa sino desde los intereses del empleado que ahora empieza a ser visto de otra forma: cómo quiere asumir los retos, cómo puede potenciar sus fortalezas para contribuir con la organización y cuáles serán las formas de reconocimiento adicionales a la monetaria. De ahí la importancia de introducir el salario emocional en los nuevos perfiles.
Desde la academia y desde nuestros valores hemos puesto la felicidad como eje transversal en la Institución, lo que ayuda a los estudiantes en las aulas a trabajar en el fortalecimiento de sus habilidades blandas (lo emocional) y duras (el conocimiento). Porque en Areandina buscamos que la persona no solo sea exitosa profesionalmente sino también a nivel personal, en su vida de familia, en su correlación cotidiana y en los ambientes en que se desarrolla.
Como parte de este cambio que hemos venido trabajando en la Institución hemos integrado conceptos del Job Crafting a la docencia, en la medida en que son ellos quienes tienen mayor contacto con los estudiantes y quienes potencian, de forma individual o en equipo, a que comiencen a reconocer sus propias fortalezas y talentos, lo que genera una gran satisfacción y ayuda a tener propósitos claros, mucho más ajustados a la realidad.
El reto que proponemos es poder hacer bien la tarea y lanzarnos a entender cómo son los millennials y centennials en el trabajo, cómo las empresas han cambiado la dinámica y se han enfocado en convertir los espacios laborales en lugares donde las personas sueñan trabajar.
El desafío está en cambiar el chip y entender que nuestros profesionales son cada vez más conscientes de la importancia de ser valorados, de asumir retos que los apasione y de vivir una experiencia que los haga sentir bien, esto, muchas veces, por encima del salario.