Esta medida hoy es un hecho en Colombia y se implementará de manera gradual, conforme a lo dispuesto en la Ley 2101 de 2021. Según la normativa vigente, la jornada laboral pasará de 48 horas semanales a 42 en un plazo de cuatro años.
Este cambio normativo ya arrancó. El 15 de julio de 2023 y en la misma fecha, pero de 2024, se hicieron las dos primeras deducciones, quedando, a la fecha, el horario de trabajo en 46 horas; no obstante, en 2025 y 2026 continuará bajando la jornada hasta cumplir con lo que indica el mandato legal.
El objetivo de esta disposición, según afirmó la actual ministra de Trabajo y Protección Social, Gloria Inés Ramírez, “es mejorar la calidad de vida de los colaboradores de las empresas, permitiéndoles más tiempo para el descanso, la familia y el desarrollo personal. También busca incrementar la productividad y reducir el desempleo al incentivar la contratación de más personal”.
Sin embargo, pese a que la entrada en vigor de esta ley es, sin duda, una gran noticia y motivo de celebración para los empleados formales en el país, aún los empresarios tienen algunas reservas.
Según Carla Martínez, docente del programa de Administración de Empresas de Areandina, seccional Pereira, cuatro razones explican su preocupación.
“Primero, la ley podría aumentar significativamente los costos laborales toda vez que, para mantener la misma producción con una jornada laboral reducida, las empresas tendrían que contratar más personal”, indica Martínez.
Segundo, algunos empleadores podrían enfrentar desafíos para reorganizar sus operaciones y horarios con el fin de adaptarse a la nueva jornada laboral, “especialmente aquellos que lideran compañías que pertenecen a los sectores que requieren turnos continuos: restaurantes, hoteles, gastro bares, seguridad, entre otros”, agrega.
Tercero, en algunos casos, una reducción en la jornada laboral sin una adecuada planificación y adaptación, “podría llevar a una disminución en la productividad si los empleados no pueden completar sus tareas dentro del nuevo horario”, señala Martínez”, señala la docente de Areandina.
Y cuarto, es importante considerar que esta medida podría ocasionar un aumento importante en la carga administrativa de las empresas, dado que implementar y monitorear el cumplimiento de la nueva jornada laboral generaría incrementar las labores operativas, para lo cual se requerirían más recursos con el propósito de asegurar su cumplimiento y la adecuada gestión de los horarios laborales.
De acuerdo con Martínez, aquellos empleadores que no cumplan con la actual normativa, podrían enfrentar las siguientes sanciones.