El cambio de frente que necesita Bogotá para combatir la inseguridad

Los hechos delincuenciales en la ciudad avanzan como un fenómeno dinámico que parece no tener techo. Si bien la nueva Administración Distrital, en conjunto con la Policía Nacional, ha logrado algunos resultados positivos en esta materia en los primeros meses del año, como la incautación de más de 170 armas de fuego y 25.000 cortopunzantes, sumado a la realización de cerca de 5.000 capturas, 160 allanamientos y 77.000 comparendos, aún no parece ser suficiente y la inseguridad continúa siendo el Talón de Aquiles de la capital del país, una realidad que, no solo se percibe en la percepción de los ciudadanos, sino que además se siente en el temor que prevalece en las calles y lugares públicos. ¿En qué estamos fallando?  

Según Massiel Castillo, docente del programa de Trabajo Social de Areandina, sede Bogotá, la desarticulación que existe entre la policía y demás instituciones responsables de garantizar y proteger a los bogotanos, así como la falta de herramientas efectivas que permitan impartir medidas restaurativas para los ciudadanos víctimas de robos, extorsión, fleteo y hasta asesinato, entre otras conductas ilegales, sumado a la ausencia de medidas más fuertes y correctivas para castigar a los victimarios, son los principales atenuantes que están generando desconfianza en las personas, temor que además se acentúa con una pérdida de credibilidad en la justicia que, de acuerdo con las mayorías, sigue sin responder ante tantos y tan repetidos hechos delictivos.  

“De otro lado, las prácticas equívocas o en algunos casos arbitrarias por parte de instituciones y/o sus representantes, incidiendo de forma directa en el desdibujamiento o la pérdida de investidura de las organizaciones ante los ciudadanos, están repercutiendo en una mayor desconfianza en la ley”, dice Castillo.    

Asimismo, otro problema que aporta a la inseguridad en la ciudad, según la docente de Areandina, es la sobrepoblación carcelaria que facilita delinquir dentro de los penales y que se suma a una percepción de incredulidad de los ciudadanos quienes consideran que los procesos de resocialización de quienes comenten este tipo de conductas aún son muy débiles.  

“En consecuencia, la suma de los factores mencionados anteriormente ha incidido en las deficiencias para el abordamiento del fenómeno delictivo que se revierte en la forma en la cual la sociedad está reclamando con mayor firmeza la intervención de las diferentes organizaciones o entes que tienen incidencia en la disuasión, prevención y erradicación de esta problemática”, asegura.   

Principales acciones para combatir con mayor efectividad la inseguridad

Inicialmente, es indispensable revisar en detalle la formulación del marco legal vigente para identificar sus falencias de forma y fondo. “Esto facilitará una mayor articulación entre los organismos encargados de recepcionar, procesar y hacer seguimiento a las denuncias, limitando de esta manera que los vacíos jurídicos permitan desestimar y evadir responsabilidades legales a los sujetos victimarios o participantes de agrupaciones delictivas”, indica Castillo. 

Igualmente, la docente de Areandina señala que, si bien hay un esfuerzo en este momento de las autoridades por atender la problemática desde diversos programas o planes, es importante también involucrar a la sociedad civil para convertirla en un aliado estratégico. “Esto implica que debe existir un proceso de formación en el cual, no sólo se suministre información de las responsabilidades civiles, sino también en las formas de proceder, denunciar, ser veedor y replicador de acciones ciudadanas”. 

De otra parte, se requiere una mayor atención a las situaciones sociales que se relacionan con la inseguridad, tales como la prevención del consumo de sustancias psicoactivas, la instrumentalización de personas de cualquier edad para actividades ilegales y la focalización y priorización de zonas de riesgo en los diferentes sectores barriales y/o municipales. 

Lo anterior, según la experta, facilitará resignificar los espacios sociales de encuentro, participación y reunión, así como la deconstrucción de imaginarios sociales que han aportado a la estigmatización de algunos grupos poblacionales y sectores geográficos. “En este sentido, los esfuerzos desde el Gobierno Nacional, Local y Comunitario deben focalizarse en programas y proyectos sociales contextualizados y sostenibles que cuenten con recursos para la ejecución y materialización de logros”.  

Tres barreras que se deben superar para alcanzar mejores resultados

• Primero, superar la desarticulación que existe entre las instituciones y las leyes. 
• Segundo, recuperar la credibilidad en las autoridades, que se ha desgastado pro causa de la inseguridad en la ciudad. 
• Tercero, es fundamental hacer cambios estructurales de corto, mediano y largo plazo, donde haya claridad de las responsabilidades que todos los actores deben asumir para combatir esta problemática.