Los ángeles deben estar haciendo crispetas porque truena fuerte el maíz pira fuera de la casa. Un gato rasguña el techo y los niños juegan a ser caracoles en la noche, es lo que se dibuja en la imaginación de un niño de 10 años mientras transcurre una cruenta noche en San Pedro de Jagua, corregimiento del municipio de Ubalá en Cundinamarca.
El estruendo no proviene del maíz sino de las metralletas de los guerrilleros y fuerza pública, las ráfagas suenan y hacen temblar al pueblo; mientras tanto, el padre del chiquillo lo envuelve en un colchón para defenderlo, simulando un caracol al tiempo que amortigua las balas en caso de que entren; por otro lado, no hay gatos en el techo, el ruido proviene de las esquirlas del fuego cruzado.
Es la historia real de Tito Perilla, estudiante de Diseño Gráfico de la Fundación Universitaria del Área Andina, quien luego de vivir en carne propia la inclemencia de la guerra en Colombia, creció, se graduó del colegio y llegó a Bogotá a construir otra historia mucho menos cruda: la búsqueda de su título profesional; en el proceso acudió a sus recuerdos de la infancia, con el fin de sacar adelante su proyecto de grado que consistió en plasmar por medio de un cuento pop up para niños, una linda historia llena de metáforas, mostrando la percepción de la guerra desde los ojos de un niño.
Es así como se construyó el libro infantil “Nuestras Casitas Caracol” que en palabras de Tito “es un homenaje a muchas casitas de colchón de muchos niños, quienes tenían que enrollarse en colchones para protegerse del fuego cruzado de las tomas guerrilleras que ocurrían en sus pueblos”.
El proyecto está diseñado para ser impreso como libro pop up de alta complejidad, de esta manera no sólo es un cuento que narra una llamativa y linda historia llena de magia, también visualmente es muy atractivo. Al abrir sus páginas se desbordan los dibujos en tercera dimensión, creados mediante técnicas de ingeniería de papel y diseñados desde bosquejos de niños de la escuela General Santander en San Pedro de Jagua.
“Decidí reconciliarme con mi pasado, que siempre había ocultado” cuenta Tito, fue entonces cuando decidió recrear toda su experiencia, hasta el espacio en el que vivió cuando era niño. En una de las páginas se desdobla la maqueta de su pueblo y empieza la historia con un sinfín de metáforas. “El gran reto para mí fue construir una línea gráfica y una historia que narrara las vivencias de un niño en la guerra sin mencionar la palabra guerra o conceptos relacionados con la violencia”.
Además de la dificultad de la narrativa, se evidencia el complicado ensamble, “visité todas las bibliotecas de Bogotá buscando libros pop up para estudiarlos y aprender a elaborarlos” así fue como Tito de manera autodidacta captó el sistema y lo replicó en su libro con un alto grado de complejidad.
En el momento Tito Perilla tiene un ejemplar del libro que inventó y está tocando puertas en las editoriales para que pueda ver la luz en el mercado y llegarle a niños y jóvenes que conocerían la historia del conflicto armado del país desde otra perspectiva, “quiero impactar a un público juvenil sin asustarlo” puntualiza el talentoso autor.