Día internacional de la educación en tiempos de pandemia

Por Martha Castellanos

Vicerectora Académica Nacional Areandina 

El 24 de enero se celebró el día internacional de la educación y hoy, 25 de enero, se hará la conmemoración bajo el lema “Recuperar y revitalizar la educación para la generación COVID-19"^[1] (UNESCO, 2021). Ante las circunstancias actuales, este propósito cobra gran relevancia, puesto que, de acuerdo con cifras de la ONU (2021), más de 1.600 millones de estudiantes se han visto afectados en la continuidad de su proceso formativo debido al cierre de jardines, escuelas y universidades en 190 países^[2]. Algo que sin duda aumentará las brechas sociales y económicas que existían antes de la llegada de la pandemia.

Para que la educación como un derecho para todas las personas sea una realidad, las organizaciones multilaterales, gobiernos e instituciones de educación deben incluir, de manera urgente, en sus agendas la manera de fomentar la inclusión social desde la educación durante la pandemia del COVID-19. Por eso, propongo enfocar esfuerzos y trabajar de forma paralela en cinco acciones fundamentales: 1) El acceso a Internet y a los dispositivos que soporten el servicio de educación, 2) El robustecimiento de los modelos pedagógicos, 3) El ajuste a los modelos instruccionales, 4) La formación pertinente del docente y 5) El empoderamiento del estudiante de su proceso de aprendizaje.

Además, es necesario que se ejecuten acciones desde las mismas instituciones educativas que preparen a los docentes, estudiantes y familias para enfrentarse y adaptarse a circunstancias inesperadas. Esto, a través de competencias que les permitan desenvolverse en un mundo complejo e incierto, cuyos cambios se presentan cada vez con mayor frecuencia. Es el momento clave para que los administrativos académicos desarrollen modelos instruccionales que se puedan aplicar en condiciones adversas, sin Internet ni energía, buscando siempre favorecer el aprendizaje a través del aprovechamiento de los recursos con los que cuentan las familias y estudiantes.

Si bien sería ideal contar las últimas tecnologías, los gobiernos pueden recurrir a dinámicas que aprovechen los libros y cuadernos con los que ya se cuentan, e incluso, desarrollar programas en televisión y radio para generar alternativas educativas de acuerdo con cada contexto y de esta manera hacer de la educación virtual y a distancia, modalidades pertinentes y de calidad para fomentar la inclusión social.