Andrés Salazar: joyas que conectan historias de personas con VIH

“Desde pequeño sentí curiosidad por la moda y el diseño, sufrí de bullying en el colegio y fui diagnosticado con VIH a mis 24 años. Y aunque sentí que el mundo se me venía encima, descubrí en la universidad un mundo distinto; cambió mi perspectiva sobre la vida, la moda y el diseño. Tomé impulso para salir adelante y construir mi marca personal para generar conciencia con el VIH a través de la moda y el emprendimiento”.

Así describe algunos de los aspectos más importantes de su vida Andrés Salazar, Diseñador de Modas graduado de la Fundación Universitaria del Área Andina Pereira y emprendedor de su región que, a sus 30 años, con su alegría espontánea, berraquera y empuje, ha logrado superar barreras y adversidades para ser considerado un referente de la comunidad LGBTIQ+ de su ciudad y construir un tejido social a través de su empresa “Andrés Salazar joyas con historias”.

“Empecé con bocetación en figurines de moda a los 9 años y sentí curiosidad por la indumentaria cuando veía las primeras pasarelas de Esteban Cortázar. Disfrutaba viendo con mi madre y mi abuela las transmisiones del Reinado Nacional  de la Belleza y soñaba con vestir a las reinas para que mi nombre fuera famoso como el de Hernán Zajar o Alfredo Barraza”, recuerda Salazar. 

A los 13 años, Andrés descubrió otra pasión gracias a su mejor amiga a quien siempre le  veía lucir piezas de joyería y a la tía de su amiga, a quien le aprendió el arte de tejer. “Fue cuestión de tiempo para armarme de valor y determinación para conquistar mi sueño con el apoyo de mi amiga y su tía. Para ese entonces, mi abuela, que ya tiene 99 años y sufre de Alzheimer, se convirtió en mi cómplice y primera inversionista de mi negocio con 7 mil pesos y más adelante, sería ella quien me compraría la revista con la que pude realizar mis primeros tejidos comprando los insumos en una tienda de proveedores que hoy, 18 años después, sigo trabajando con ellos”, explica el empresario risaraldense.

Familia, bullying y un nuevo mundo

El apoyo de la familia ha sido fundamental para este empresario pereirano, quien recuerda a su padre ofrecer sus trabajos artísticos y artesanales en la empresa donde laboraba, mientras Andrés lo hacía en el colegio para sus compañeras. “Empecé a padecer de bullying, burlas y señalamientos, se me convirtió en un dolor de cabeza tener que responder lo que quería ser cuando grande y con orgullo respondía diseñador de modas. En décimo grado, con 15 años, empecé a aceptarme como homosexual; fue una etapa muy dura el tener que defender mi posición frente a los demás, incluyendo mi familia”, sostiene el diseñador Salazar.

Sin embargo, estudiar Diseño de Modas en Areandina cambió su visión de vida, fue el Alma Mater donde Andrés encontró un mundo totalmente diferente e incluyente que, con la ayuda y asesoría de sus maestros y sumando el esfuerzo de conquistar sus sueños, adquirió un pensamiento crítico que lo llevaron a entender cómo la moda podía tener una función social para construir un país mejor desde la sostenibilidad y la economía circular.

“Casi terminando mi carrera, me diagnosticaron con VIH y en ese momento, a los 24 años, encontré mi propósito de vida: conectar mi profesión con el VIH para generar conciencia a través de la moda y el emprendimiento. Allí nace mi marca y comencé a trabajar con personas en situación similar a la mía con el objetivo de generar ingresos de manera colaborativa con negocios autosostenibles”, explica el joven empresario.

Joyas con historias

Andrés Salazar se identifica como embajador de MOLA, un movimiento que promueve el networking, el reconocimiento de diseñadores y emprendimientos de moda sostenible en Latinoamérica y junto a instituciones como Artesanías de Colombia, implementan políticas de inclusión en procesos de contratación dándole prioridad a la población sexualmente diversa, mujeres y jóvenes, especialmente con diagnóstico de VIH.

Actualmente es el director creativo de su propia marca de joyería y alta bisutería en el centro de Pereira donde tiene una galería de diseño con un concepto flagship. “Presenté mi proyecto en la convocatoria de Economía Naranja de Fondo Emprender donde tuve las más altas calificaciones que me permitieron acceder a un capital semilla para legalizar mi empresa, pero por temas de pandemia, solo hasta junio del año pasado pude hacerlo legalmente mientras se abrían nuevamente los negocios luego del confinamiento. El espacio físico es una galería de arte donde trabajamos varias marcas regionales y nacionales, así como la fundación Viajeros Entre Letras, donde exhibimos y preservamos piezas ancestrales. Tenemos proyectos a futuro como emplear personas Trans en situación de trabajo sexual para darles otra opción de vida.”, puntualiza el empresario y diseñador Salazar.

Para Andrés Salazar, ser resiliente en tiempos de crisis le ha ayudado a superar cualquier obstáculo desde que su sueño como diseñador inició desde su niñez y como él mismo asegura, “sin importar la orientación sexual, condición de salud, todos somos seres humanos y tenemos los mismos derechos de luchar por nuestros sueños y no debe existir razón alguna para discriminar o excluir a alguien por su forma de hablar, pensar o actuar diferente”.