Fútbol: dedicación, motivación, competencia y juego limpio

Una de las tareas más importantes y arduas en el mundo del fútbol es la construcción de una cultura de juego limpio, del respeto por los compañeros, rivales y aficionados, del cumplimiento de las leyes y del fomento de la competitividad sana entre futbolistas. En Colombia, la División Mayor del Futbol Colombiano (Dimayor) viene realizando diferentes acciones para mejorar la convivencia en los estadios, entre las hinchadas, mejorar el espectáculo deportivo y buscar el regreso de las familias a los estadios desde hace varios años.

Incluso, esta entidad se ha unido a entes gubernamentales como el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones y también a la Alcaldía de Bogotá, con iniciativas que buscan mejorar el comportamiento de las barras en el país, al promover buenos valores como la sana convivencia, el disfrute del deporte, el juego limpio y la amabilidad con los demás, por nombrar algunos.

Esta iniciativa viene de más arriba, con directrices del máximo exponente en el fútbol como lo es la FIFA, la cual desde su fundación tiene la premisa de vivir este deporte en una cultura deportiva que esté siempre en sano disfrute de todos los miembros componentes (barras, espectadores, jugadores, árbitros y demás participantes). Todo en pro del “fair play” o juego limpio, como se le conoce según su traducción del inglés.

 

“El fútbol no es una cuestión de vida o muerte; es mucho más importante que eso”, Bill Shankly.

Este icónico entrenador del Liverpool FC describe en una sola frase una serie de oportunidades, enseñanzas y habilidades que el fútbol le aporta a las personas y a las comunidades. Pero, ¿qué más podemos argüir de esta oración? Ciertamente, un estado de competencia, de superación, de liderazgo, de educación, de aprendizajes conceptuales, mejoras de actitud y de sentido de pertenencia.

Cada una de estas cualidades son suficientes para agrupar el concepto de cultura deportiva y de competencia, dos sentimientos que ayudan a los futbolistas a desarrollarse como personas y deportistas, que desembocan en una ayuda fundamental para el funcionamiento de un equipo de fútbol. 

Es por ello que se debe realizar un trabajo continuo y fuerte para que la competitividad esté orientada a la buena obtención de resultados y no a la generación de conflictos internos, entre jugadores que puedan desestabilizar el funcionamiento de un equipo. El entrenador es una figura importante para que la competitividad se convierta en un motivador para dar el 100 % de capacidad de cada uno de los futbolistas, no solo físico sino también mental y que estén preparados para cualquier situación.

Precisamente, la motivación es un sentimiento importante en el fútbol. Este estado interno de los futbolistas, además de ser individual, debe estar apoyado desde la parte familiar para la obtención de objetivos y la fijación de metas, tanto individuales como grupales. De esta manera, se reafirmará su compromiso frente al entrenador y al equipo.

 

Un jugador competitivo debe tener la capacidad de:

• Responder a las presiones que se desprenden por parte del entrenador, del partido y de la hinchada.
• Enfrentar a sus rivales al dar el máximo de sus habilidades individuales y grupales.
• Mantener la concentración durante el tiempo que esté en el campo de juego. Bien sea iniciando como titular o ingresando al faltar cinco, diez o quince minutos.
• Realizar un juego limpio con inteligencia y valentía.
• Buscar opciones de ayudar a sus compañeros, de anotar un gol o evitarlo y crear jugadas que alegren a su público.

Cumplir cada una de estas facetas y a la vez ser competitivo mantendrá viva la chispa del equipo por obtener los resultados esperados, siempre y cuando la comunicación entre los jugadores se mantenga de manera positiva, al realizar críticas constructivas y comentar las necesidades que el equipo tiene.

Uno de los libros que más resalta el espíritu de competitividad, de juego en equipo, de motivación y de liderazgo es “El efecto Simeone, la motivación como estrategia”, un escrito que destaca los valores que deben tener entrenadores, jugadores y directivos para transmitir un gen ganador, para potenciar las habilidades, la sinceridad como grupo y aumentar la confianza del trabajo en equipo.

 

“Los partidos no los ganan los que mejor juegan, sino los que están más seguros de lo que hacen”, Diego Simeone.

Es una de las frases favoritas de este gran técnico argentino, una de las que sobresalen en el libro, donde también se resalta cómo cada persona puede encontrar sus actitudes y los valores acertados que los llevan a ser mejores personas, tanto dentro como fuera del campo.

El fútbol es una actividad que potencia la salud del individuo cuando se practica adecuadamente. A su vez, es un juego grupal, en el que los jugadores deben compenetrarse, apoyarse, ceder protagonismo o provocar oportunidades en beneficio común para la obtención de resultados positivos.

Seguramente jugar, competir, motivarse, dedicarse y ver en el fútbol una oportunidad para crecer, como persona y como profesional, son argumentos suficientes para unir las pasiones de comunidades sin importar razas, culturas, religiones o posturas políticas. El fútbol como estilo de vida y como cultura deportiva siempre será un motivador para lograr hazañas, siempre y cuando se realice bajo los estándares del juego limpio, del trabajo grupal y de una competencia sana.

¿Sabías que Areandina recientemente se unió a la familia del fútbol colombiano? Lee más sobre nuestra nueva alianza con el equipo profesional de fútbol colombiano Millonarios FC. (https://www.areandina.edu.co/blogs/futbol-dedicacion-motivacion-competencia-y-juego-limpio)